El kiwi amarillo es una fruta exótica, deliciosa y cargada de nutrientes que cada vez gana más popularidad. Cultivar kiwi amarillo en tu propio jardín o huerto puede ser una experiencia muy gratificante, ya que te permitirá cosechar frutos frescos y dulces directamente de la planta.
Además de su sabor, el kiwi amarillo (también llamado kiwi dorado) aporta vitaminas, fibra y antioxidantes, lo que lo convierte en un cultivo interesante tanto por placer como por sus beneficios.
En este artículo te ofrecemos consejos y técnicas informativas para plantar kiwi amarillo con éxito en casa, abarcando desde la preparación del terreno y la elección de la variedad adecuada, hasta las mejores prácticas de plantación y los cuidados posteriores.
Preparando el terreno para plantar kiwi amarillo
Una planta de kiwi amarillo trepando sobre un soporte, con follaje denso y frutos en desarrollo. El kiwi amarillo es una enredadera de crecimiento vigoroso que necesita un entorno propicio para prosperar. Antes de plantar kiwi amarillo, es fundamental preparar adecuadamente el terreno donde va a crecer. Este frutal prefiere suelos profundos, fértiles y con buen drenaje, ya que sus raíces son sensibles al exceso de agua y a la falta de oxígeno
Lo ideal es un suelo suelto, ligeramente ácido (pH entre 5,5 y 7) y rico en materia orgánica
Si tu suelo es arcilloso o tiende a encharcarse, mejora su drenaje incorporando arena de río, compost o turba, y formando camellones elevados si es necesario. Una tierra enriquecida con abono orgánico (como compost bien descompuesto o estiércol curado) proporcionará nutrientes esenciales y mejorará la estructura para el desarrollo de las raíces.
Otro aspecto crucial al preparar el terreno es pensar en el soporte que necesitará la planta. El kiwi amarillo es una planta trepadora que puede alcanzar varios metros de longitud, con ramas leñosas que con el tiempo se vuelven pesadas (especialmente cuando llevan frutos).
Antes de plantarla, instala un soporte resistente: puede ser una estructura tipo pérgola, un enrejado robusto o un sistema de postes y cables donde la enredadera pueda guiarse. Asegúrate de que la estructura mida al menos 2 metros de alto, ya que la planta crecerá en vertical para luego extenderse. Tener el soporte listo desde el principio facilitará entrenar la planta en sus primeras etapas.
Elección de la variedad
Existen diferentes variedades de kiwi amarillo, por lo que es importante elegir la que mejor se adapte a las condiciones de tu jardín y clima. El kiwi amarillo pertenece a una especie distinta (Actinidia chinensis) pero muy emparentada con el kiwi verde común (Actinidia deliciosa)
Ambas comparten características de cultivo similares, aunque las variedades de kiwi amarillo suelen requerir ligeramente menos horas de frío invernal y presentan una pulpa más dulce. Al momento de decidir qué plantar, infórmate sobre las opciones disponibles en viveros locales. Algunas variedades populares de kiwi amarillo (o dorado) son Hort16A (Zespri Gold), Jintao (Jin Gold), Soreli o Enza Gold, entre otras, conocidas por su pulpa de color amarillo intenso y sabor muy dulce
Cada una tiene distinto origen y características: por ejemplo, Hort16A fue la primera variedad comercial de kiwi amarillo, desarrollada en Nueva Zelanda, mientras que Jintao es de origen chino y Soreli de origen italiano; todas producen frutos similares en tamaño al kiwi verde tradicional. Si bien la variedad Hayward es la más cultivada a nivel mundial, se trata de un kiwi de pulpa verde. Para disfrutar de frutos amarillos, asegúrate de escoger una de las variedades doradas mencionadas.
Polinización al plantar kiwi amarillo
Un factor crucial al seleccionar tu planta es el tema de la polinización. El kiwi (tanto verde como amarillo) es una especie dioica, lo que significa que hay plantas hembra (que producen frutos) y plantas macho (que producen polen) por separado
Las plantas hembra necesitan ser polinizadas por una macho para dar fruto, por lo que generalmente deberás plantar al menos dos ejemplares: una hembra y un macho compatibles. Verifica en el vivero la etiqueta de cada planta (suelen indicar si es «hembra/female» o «macho/male»). Por cada planta macho se pueden polinizar varias hembras en la cercanía. Si cuentas con espacio, una proporción habitual es 1 macho por cada 3-5 hembras. Coloca el macho relativamente cerca de las hembras para que el polen llegue a las flores femeninas, idealmente en un radio de pocos metros.
¿Y si solo quiero plantar un kiwi? En ese caso, busca si es posible una variedad autofértil. Existen en el mercado algunas variedades de kiwi autofértiles (capaces de autopolinizarse y fructificar por sí mismas, al tener flores hermafroditas); un ejemplo en kiwis verdes es la variedad ‘Jenny’, y en kiwis amarillos algunas cultivares más nuevas también ofrecen esta característica. Una planta autofértil te permitirá obtener fruta con un solo ejemplar. Sin embargo, incluso con variedades autofértiles, muchos expertos recomiendan incluir un macho cercano para aumentar la producción.
De hecho, contar con un kiwi macho puede incrementar significativamente la cantidad y el tamaño de los frutos obtenidos. Ya que asegura una polinización cruzada más abundante. Si optas por una variedad no autofértil, la presencia de una planta macho es imprescindible para que tu kiwi amarillo produzca cosecha.
La elección del vivero
Elige plantas de calidad en viveros de confianza. Prefiere plantones injertados o enraizados de al menos uno o dos años de edad, que luzcan saludables (tallo firme, yemas visibles, libres de plagas).
Comprueba que la variedad sea apta para tu clima: algunas variedades de kiwi amarillo son ligeramente menos resistentes al frío que las verdes, por lo que en regiones con inviernos muy duros podría convenir una variedad más rústica o algún sistema de protección.
Con la variedad adecuada y un par (macho/hembra) bien combinados, estarás listo para pasar a la plantación.
Técnicas para plantar kiwi amarillo
Una vez que tienes el terreno preparado y has seleccionado las plantas (tu kiwi amarillo hembra y, si aplica, su polinizador macho), es hora de poner manos a la obra con la siembra. Siguiendo unas técnicas básicas de plantación lograrás que tus kiwis arranquen con buen pie en su nueva ubicación. A continuación, te guiamos por el proceso paso a paso:
- Momento ideal de plantación: El kiwi amarillo, al igual que otros frutales caducifolios, se suele plantar preferiblemente a finales de invierno o comienzos de primavera, cuando la planta está todavía en reposo vegetativo pero el riesgo de heladas fuertes está disminuyendo. Plantar en esta época permite que, con la llegada de la primavera, el kiwi brote en su lugar definitivo.
- Si vives en una zona de clima suave o mediterráneo (invierno no muy extremo), también puedes plantar en otoño una vez que la planta haya perdido las hojas, de modo que desarrolle raíces durante el invierno. Evita plantar durante el calor intenso del verano o en pleno invierno con el suelo helado. Asegúrate de que, si plantas en primavera, no queden heladas tardías que puedan dañar los brotes nuevos; una helada primaveral ligera (alrededor de -1 °C) puede afectar seriamente las yemas y brotes del kiwi. Siempre que la tierra no esté congelada ni empapada, podrás realizar la plantación en el momento apropiado del año.
- Preparación del hoyo de siembra: Cava un hoyo amplio y profundo para cada planta de kiwi. Como regla general, el agujero debe ser al menos del doble del tamaño del cepellón (maceta) de la planta. Por ejemplo, si la maceta tiene 20 cm de diámetro, cava un hoyo de unos 40-50 cm de ancho y profundidad similar. Remueve y afloja bien la tierra del fondo y las paredes del hoyo para eliminar compactación.
- Mezcla parte de esa tierra con materia orgánica (por ejemplo, 1 o 2 paladas de compost maduro, estiércol bien descompuesto o humus de lombriz). También puedes añadir un puñado de fertilizante de liberación lenta rico en fósforo (que ayuda al enraizamiento) o harina de huesos, siguiendo las dosis recomendadas. Esta preparación asegurará que las raíces encuentren un sustrato nutritivo y suelto en sus primeros recorridos. Nota: si el lugar tiende a encharcarse, considera hacer un ligero montículo y plantar sobre él, o agrega grava en el fondo del hoyo para mejorar el drenaje.
- Colocación de la planta: Saca con cuidado la planta de kiwi de su contenedor, procurando no desmoronar en exceso el cepellón de raíces (si está muy apretado, puedes hacer unos cortes verticales ligeros en las raíces exteriores para estimular que se extiendan). Coloca la planta en el centro del hoyo, manteniendo el cuello de la planta (donde empiezan los tallos) a la altura del suelo o apenas un poco por encima (ten en cuenta que la tierra asentará un poco después del riego).
- No plantes el kiwi más profundo de lo que estaba en la maceta, ya que podría propiciar pudriciones en el tronco. Rellena el hoyo con la mezcla de tierra y compost que preparaste, compactando suavemente con las manos a medida que rellenas para eliminar bolsas de aire. Asegúrate de que la planta quede recta y firme; puedes presionar ligeramente con el pie alrededor de la base al terminar, sin apisonar en exceso.
- Distancia y distribución entre plantas: Si vas a plantar más de un kiwi (por ejemplo, una hembra y un macho, o varias plantas en parrilla), respeta una distancia adecuada entre ellos. Estas enredaderas necesitan espacio para sus raíces y para desarrollar la parte aérea. Lo recomendable son unos 3 a 5 metros de separación entre cada planta de kiwi en el mismo bancal o hilera. En el caso específico de una planta macho y una hembra, colócalas relativamente cerca dentro de ese rango para facilitar la polinización cruzada – idealmente que no haya más de 3 metros de distancia entre ellas tal y como decimos en mihuertoyjardin.com.
- Una distancia corta ayuda a que los insectos polinizadores (como abejas) y el viento transfieran el polen del macho a las flores de la hembra de manera eficiente. Si dispones varias hembras con un solo macho, puedes situar el macho en el centro y las hembras alrededor, siempre evitando superar esa distancia óptima. Además, deja al menos un metro de separación de la base de la planta respecto a paredes, cercas u otros árboles, para que tenga buena circulación de aire y acceso a la luz.
- Riego inicial y acolchado: Justo después de plantar, forma un pequeño alcorque o borde de tierra alrededor de la base de la planta (esto crea una «cuenca» para retener el agua) y riega en abundancia. El primer riego es crucial para asentar la tierra alrededor de las raíces y eliminar posibles bolsas de aire, además de brindar humedad para que comience a arraigar. Empapa bien toda la zona del hoyo de plantación hasta que el agua se absorba lentamente. A partir de aquí, mantén el suelo húmedo (pero no encharcado) durante las primeras semanas mientras la planta se establece.
- Un truco muy útil es aplicar una capa de acolchado (mulch) alrededor de la planta tras el riego inicial: cubre el suelo sobre las raíces con paja, hojas secas, corteza de pino o similar, dejando unos centímetros libres alrededor del tallo para que este no esté en contacto directo con material húmedo. El acolchado ayudará a conservar la humedad del suelo, regular la temperatura radicular y suprimir malas hierbas. Revisa la humedad del sustrato con frecuencia; especialmente si plantaste en primavera, los primeros calores pueden secar la tierra rápidamente, así que riega cuando la capa superficial se note seca al tacto.
- Tutor y guía de la planta: Dado que probablemente tu planta de kiwi joven es una vara flexible, es muy importante proporcionarle un tutor inmediato para guiar su crecimiento vertical. Clava una vara o tutor de madera/plástico cerca del tronco (sin dañar la raíz) y ata el tallo principal del kiwi a este tutor con cinta de jardinería o lazos suaves (que no estrangulen el tallo). Esto mantendrá la planta erguida y dirigida hacia el soporte mayor que instalaste (enrejado o pérgola).
- A medida que la planta crezca, ve fijando sus nuevos brotes tiernos a la estructura, esparciéndolos donde quieres que cubra el espacio. Las primeras ramas las puedes guiar horizontalmente sobre cables o travesaños del soporte, creando así la base de la forma que tendrá la enredadera (muchos cultivadores forman una «T» con el tronco principal vertical y dos ramas laterales horizontales a cada lado). Un buen guiado inicial evitará enredos caóticos más adelante y facilitará la poda y cosecha.
- Fertilización de arranque: Si enriqueciste bien el hoyo de plantación, tu kiwi tendrá nutrientes para comenzar. Aun así, es recomendable aportar fertilizante de manera regular una vez establecido. Un abonado equilibrado en primavera ayudará a un crecimiento vigoroso. Puedes aplicar un fertilizante granulado NPK (por ejemplo 10-10-10) al inicio de la primavera siguiente a la plantación, esparciéndolo alrededor de la base (fuera del radio inmediato del tronco) y regando después.
- Alternativamente, añade más compost o estiércol curado superficialmente cada primavera como abonado orgánico. En suelos pobres, también se puede repetir una fertilización ligera a inicios de verano o a comienzos del otoño para reponer nutrientes, pero evitando siempre el exceso. No sobrefertilices; demasiado nitrógeno, por ejemplo, causará mucho follaje y menos fruto, además de riesgo de quemar la raíz. Sigue las indicaciones del producto que uses y opta por abonos de liberación lenta para una nutrición constante.
Siguiendo estos pasos de plantación, tus plántulas de kiwi amarillo deberían arraigar fuertemente y comenzar a trepar en su nuevo hogar. Recuerda que el primer año es de establecimiento: es posible que la planta crezca moderadamente mientras forma raíces. Mantén la paciencia, ya que el kiwi suele tardar 2-3 años (o más) en comenzar a dar frutos abundantes. Mientras tanto, enfócate en darle los mejores cuidados que describimos a continuación.
Cuidados y mantenimiento tras plantar el kiwi amarillo
Una vez plantado tu kiwi amarillo, llega la etapa de cuidados continuos para que la planta crezca saludable y eventualmente produzca una buena cosecha. A continuación, revisamos los aspectos clave del mantenimiento de un kiwi amarillo en casa:
Riego constante tras plantar kiwi amarillo
El kiwi amarillo requiere un aporte regular de agua para desarrollarse bien. Debes mantener el suelo húmedo pero no encharcado de forma constante. Durante la primavera y el verano, cuando la planta está en crecimiento activo y fructificación, verifica la humedad del suelo cada pocos días.
Lo ideal es un riego profundo 1-2 veces por semana, ajustando según las lluvias y la temperatura. En épocas de sequía o calor intenso, aumenta la frecuencia de riego (posiblemente a días alternos) y asegúrate de que el agua penetre suficiente profundidad para alcanzar las raíces más bajas.
Un sistema de riego por goteo puede ser muy útil para mantener una humedad uniforme en la zona radicular. Evita mojar en exceso el follaje al regar, especialmente al final del día, ya que la humedad sobre hojas y frutos durante la noche puede favorecer hongos.
Mantén el acolchado alrededor de la planta para conservar la humedad del suelo, renovándolo cada año si se descompone.
Fertilización anual
Para mantener tu kiwi amarillo fuerte y con buen crecimiento, es recomendable fertilizarlo de forma periódica. Aplica abono cada primavera al inicio de la brotación con un fertilizante equilibrado o orgánico de liberación lenta. Esto aportará nutrientes para la formación de nuevos brotes, flores y frutos.
Puedes emplear compost, estiércol bien fermentado, o un fertilizante específico para frutales siguiendo las dosis indicadas por el fabricante. Algunos cultivadores también realizan una segunda fertilización ligera a inicios de otoño, para ayudar a la planta a reponerse tras la fructificación y acumular reservas para el invierno.
Sin embargo, ten precaución de no sobrefertilizar ni aplicar productos muy tarde en la temporada: un exceso de nutrientes (especialmente nitrógeno) puede provocar brotes tiernos fuera de época que sufrirán con las heladas, o dañar las raíces.
Observa a tu kiwi; un follaje de color verde pálido o crecimiento muy lento puede indicar falta de nutrientes, mientras que hojas muy vigorosas pero sin fruto pueden indicar exceso de nitrógeno.
Poda y entrenamiento de la enredadera
La poda regular es esencial para manejar el tamaño de la enredadera de kiwi y promover la producción de fruta. Durante los primeros años, realiza podas de formación para darle estructura: normalmente se deja un tronco principal que sube hasta el soporte y de allí saldrán ramas laterales.
Una vez que la planta está establecida (desde el segundo o tercer año en adelante), efectúa una poda anual en invierno (cuando el kiwi ha perdido sus hojas). En esta poda en dormancia, elimina las ramas secas, dañadas o enredadas, y corta parte del crecimiento del año anterior dejando yemas que producirán nuevos brotes fructíferos la siguiente temporada.
El kiwi fructifica en brotes nuevos que crecen de madera de un año, por lo que conviene suprimir ramificaciones muy viejas que ya han dado fruta durante varias temporadas, rejuveneciendo la planta. Mantén la copa despejada: que las ramas principales queden bien separadas unas de otras sobre el soporte, evitando masas muy densas de vegetación.
Esto mejora la circulación de aire y la penetración de luz en el interior, reduciendo riesgo de enfermedades. Además de la poda invernal, realiza podas de verano ligeras si es necesario – es decir, recorta o despunta aquellos brotes verdes excesivamente largos o chupones que quiten energía a la planta, especialmente después de la fructificación. No temas podar: una poda bien hecha mantiene al kiwi amarillo en un tamaño manejable y favorece una mejor cosecha.
Protección contra frío y heladas
Aunque las actinidias (kiwis) son plantas que toleran el frío invernal moderado una vez adultas, las heladas intensas pueden dañarlas. El kiwi amarillo en particular suele resistir hasta aproximadamente -8/-10 °C en estado latente, pero las heladas tardías de primavera (cuando ya tiene brotes y flores) son peligrosas incluso en temperaturas apenas bajo cero.
Por ello, en climas fríos conviene tomar precauciones. Durante el invierno, mantén la base de la planta con un acolchado grueso de hojas secas o paja que aisle las raíces del frío extremo. Si se pronostican heladas fuertes (<-5 °C) y tu planta es joven, cubre el tronco y las ramas principales con una manta térmica o tela antiheladas durante las noches más gélidas.
También puedes usar plástico de burbujas o arpillera alrededor de la estructura, siempre retirándolo o abriéndolo durante el día para ventilar si el sol calienta, evitando condensación excesiva.
En caso de brotes primaverales tempranos, ten a mano telas o fundas para cubrir la planta si amenaza una helada nocturna inesperada.
Otra opción para zonas de invierno muy duro es cultivar el kiwi en una maceta grande: así podrás reubicarla a un lugar resguardado (como un invernadero frío o un interior luminoso) durante las semanas más frías. No obstante, en general el kiwi amarillo bien establecido soporta el clima invernal de regiones templadas; solo es cuestión de brindarle ayuda en eventos climáticos extremos.
Plagas y enfermedades tras plantar kiwi amarillo
En cuanto a plagas, el kiwi amarillo no suele ser muy atacado si se mantiene saludable, pero debes inspeccionar periódicamente la planta para detectar a tiempo cualquier problema. Entre las plagas más comunes se incluyen los pulgones (áfidos) que pueden aparecer en los brotes jóvenes y capullos, las arañuelas o ácaros (especialmente en climas secos y cálidos, se manifiestan como motitas en el envés de las hojas) y la cochinilla algodonosa en los tallos.
Si observas hormigas subiendo al kiwi o hojas pegajosas, es señal de pulgones; puedes combatirlos con jabón potásico o aceite de neem aplicado al atardecer, de forma repetida hasta controlar la plaga. Las arañuelas (ácaros) se combaten aumentando la humedad ambiental y con acaricidas específicos o soluciones de ajo/ají en caso de control ecológico.
Otra posible plaga es la mosca blanca, que se posa bajo las hojas; igualmente, el jabón potásico suele mantenerla a raya. En cuanto a enfermedades, la más frecuente por exceso de humedad es el mildiu (hongo que provoca manchas amarillas y polvillo gris en hojas).
En climas muy húmedos o si has tenido problemas, puede ser útil aplicar preventivamente fungicida al inicio de la primavera. Por otra parte, existe una bacteriosis conocida como PSA (Pseudomonas syringae pv. actinidiae) que ha afectado plantaciones comerciales de kiwi, provocando marchitez y cancros; afortunadamente, en un entorno de huerto casero no es común.
Aun así, mantener la planta vigorosa, bien nutrida y podada ayudará a que sea menos susceptible a cualquier ataque de patógenos. En resumen, mantén tu kiwi limpio de hojas muertas (retíralas del suelo en otoño), vigila signos de insectos o hongos, y actúa pronto si los ves. Con buenos cuidados preventivos, es muy posible que tu kiwi amarillo crezca sin mayores inconvenientes sanitarios
Apuntes finales
Con estos cuidados regulares –riego, abonado, poda, protección y vigilancia– tu kiwi amarillo irá desarrollándose año tras año. Ten en cuenta que normalmente las primeras flores pueden aparecer al tercer año de plantación, y a partir del cuarto o quinto año es cuando se logra mayor producción si todo va bien. ¡La paciencia tendrá su recompensa en forma de deliciosos kiwis de pulpa dorada!
En resumen, plantar kiwi amarillo en casa o en el jardín es un proyecto accesible y sumamente gratificante si sigues las técnicas y cuidados adecuados.
Prepara bien el terreno desde el inicio, elige la variedad de kiwi amarillo que mejor se adapte a tu zona, planta con esmero tus ejemplares (asegurándote de la polinización con macho y hembra si hace falta) y dedícales un mantenimiento constante.
Con el tiempo y estos consejos, podrás disfrutar de una cosecha de kiwis amarillos frescos y dulces directamente de tu propio jardín. ¡Anímate a cultivar kiwi amarillo y pronto saborearás en casa el fruto de tu dedicación!